Patrimonio Cultural
El paisaje que caracteriza a estas singulares montañas es resultado de una colosal obra de minería romana diseñada para la explotación aurífera, en la que la fuerza hidráulica supuso una herramienta esencial.
Las Médulas Patrimonio de la Humanidad
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Ingeniosa explotación en la que se trazaron más de 700 kilómetros de canales para captar y conducir el agua de los alrededores hasta el corazón de los montes, donde fluía en el interior de la red de cavidades para hacer inestable el conglomerado. A continuación, introducían una tromba final de agua que originaba el derrumbe y el arrastre hasta el exterior de grandes cantidades de tierras.
Tras este proceso, se iniciaban los trabajos en fino, según la disposición geológica de las zonas con mayor cantidad de oro.
Estas grandes obras se llevaban gran parte de la masa de las montañas, dejando solo el área del tuétano o médula. Y ya en el exterior, aprovechando la suave pendiente del territorio hacia la cuenca del Sil, los materiales se lavaban y cribaban en busca del preciado mineral con el que se acuñaban las monedas imperiales o áureos.

Cuando los romanos comenzaron la explotación mediante el ruina montium, como denominaban a la tan compleja técnica extractiva, la apariencia de Las Médulas comenzó a cambiar. Las montañas se deshacían y el paisaje se iba salpicando de testigos resquebrajados como pináculos y torres de roca. Hoy son la más bella huella de la explotación minera y su origen es de lo más ancestral: son testigos de seguridad que evitaban derrumbes indeseados durante las fases de extracción
Según cuenta Plinio el Viejo en su libro 'Historia Natural' estos montes se venían abajo "con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana, así como un increíble desplazamiento de aire".

La intervención extractiva humana del paisaje provocó que, tras las demoliciones, comenzaran a surgir pequeños valles, zanjas, lagunas, etc. Eran fruto de las posteriores tareas mineras como la conducción del conglomerado aurífero, la separación de cantos gruesos o murias, el lavado en canales para extraer el oro y la final evacuación de estériles fuera de las instalaciones mineras. Estos materiales, amontonándose, cerraron valles y originaron parajes excepcionales como el lago de Carucedo, humedal que los romanos crearon sin intención, pero que hoy es uno de los tesoros naturales de Las Médulas.
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Si quieres entender cómo surgieron estos paisajes, es recomendable comenzar por los principales yacimientos arqueológicos
Prepárate para visitar todos los que puedas porque guardan rincones de arquitectura tradicional surgida de los materiales del paisaje que los rodea.
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